MILAGRO
… porque hasta el tiempo, ese pariente
pobre
que conoció mejores días,
parece hoy partidario de la felicidad,
que conoció mejores días,
parece hoy partidario de la felicidad,
(Jaime
Gil de Biedma)
No deja de ser una faena
que se nos caiga encima este
milagro
ahora, cuando estaba
programada
la cómoda rutina
que tiene el estar solo y en
silencio
sin nadie que interrumpa
libertades
ni te robe un instante de los
sueños.
No deja de ser una faena
que ahora que el tiempo es
casi un chiste
y hay poco espacio por
delante
—cuando miro hacia atrás me
da un mareo—
se monte este alboroto en las
hormonas
y el corazón decida hacerte
un hueco.
No deja de ser una faena
que digas que me amas. Y me
ames.
Y —a mis años— escuche lo que
dices
así, como quien no quiere la
cosa,
y llegue hasta creerlo —sin
preguntas—
al transmutarme en fuente de
sosiego,
reposo del guerrero por más señas.
Y es que un milagro es un
milagro…
Nadie está libre
si los dioses deciden, por
sorpresa,
que caiga —desde el cielo—
encima de los hombros
cuando nada se espera, tanto
peso.
7 comentarios:
Es precioso, María... Un encanto de poema.
Ojalá la protagonista seas tú.
Te quiero. Un beso muy fuerte. *Soco
Me gusta ese puntito irónico y sarcástico que empleas en el poema.
Ya sabes, el corazón tiene sus razones que la razón no comprende, porque vive el momento y la mente piensa en el pasado y futuro. Un abrazo
No me canso de leerlo después de escucharlo varias veces en Madrid. Cada vez siento mucha alegría.
Gracias. Un beso.
Enhorabuena, María, por tu poema y por tu realidad.
Besos mil.
Y como es un milagro, María, lo más adecuado es recibirlo, no sin antes pararse a pensar y preguntarse, ¿por qué ahora? ¡Ay, yayay... tiempo! ¿Qué jugarretas nos gastas de vez en cuando! Y, oye, no me digas eso de que nunca es tarde ¿eh?, eres imprevisible y un poco malvado. En fin, puede ser que, de mi reflexión, se deduzca un resultado que sea tan bello y largo como tú, tiempo. Claro, que me tendrás que proporcionar todo el que me has quitado...
Un cariñoso abrazo, querida amiga María.
Pues sí, hay milagros inoportunos. Puesto a elegir, me quedo con el de las bodas de Caná, al menos da para beber.
Abrazos, siempre
Muchas gracias, amigos, cuando el amor te llega desde el cielo se produce un milagro. Lo mejor es verlo desde la ironía, quitar "edulcoramiento" con una sonrisa. Y saber que el amor nunca es inoportuno, pero supone una dulce carga de responsabilidad.
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