miércoles, 5 de febrero de 2014


  
MILAGRO

… porque hasta el tiempo, ese pariente pobre
que conoció mejores días,
parece hoy partidario de la felicidad,

(Jaime Gil de Biedma)

No deja de ser una faena
que se nos caiga encima este milagro
ahora, cuando estaba programada
la cómoda rutina
que tiene el estar solo y en silencio
sin nadie que interrumpa libertades
ni te robe un instante de los sueños.

No deja de ser una faena
que ahora que el tiempo es casi un chiste
y hay poco espacio por delante
—cuando miro hacia atrás me da un mareo—
se monte este alboroto en las hormonas
y el corazón decida hacerte un hueco.

No deja de ser una faena
que digas que me amas. Y me ames.
Y —a mis años— escuche lo que dices
así, como quien no quiere la cosa,
y llegue hasta creerlo —sin preguntas—
al transmutarme en fuente de sosiego,
reposo del guerrero por más señas.

Y es que un milagro es un milagro…
Nadie está libre
si los dioses deciden, por sorpresa,
que caiga —desde el cielo— encima de los hombros
cuando nada se espera, tanto peso.

7 comentarios:

María Socorro Luis dijo...

Es precioso, María... Un encanto de poema.

Ojalá la protagonista seas tú.

Te quiero. Un beso muy fuerte. *Soco

Isabel Sánchez Vizcaíno dijo...

Me gusta ese puntito irónico y sarcástico que empleas en el poema.
Ya sabes, el corazón tiene sus razones que la razón no comprende, porque vive el momento y la mente piensa en el pasado y futuro. Un abrazo

catherine dijo...

No me canso de leerlo después de escucharlo varias veces en Madrid. Cada vez siento mucha alegría.
Gracias. Un beso.

La Solateras dijo...

Enhorabuena, María, por tu poema y por tu realidad.

Besos mil.

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Y como es un milagro, María, lo más adecuado es recibirlo, no sin antes pararse a pensar y preguntarse, ¿por qué ahora? ¡Ay, yayay... tiempo! ¿Qué jugarretas nos gastas de vez en cuando! Y, oye, no me digas eso de que nunca es tarde ¿eh?, eres imprevisible y un poco malvado. En fin, puede ser que, de mi reflexión, se deduzca un resultado que sea tan bello y largo como tú, tiempo. Claro, que me tendrás que proporcionar todo el que me has quitado...

Un cariñoso abrazo, querida amiga María.

Amando García Nuño dijo...

Pues sí, hay milagros inoportunos. Puesto a elegir, me quedo con el de las bodas de Caná, al menos da para beber.
Abrazos, siempre

Maria Sangüesa dijo...

Muchas gracias, amigos, cuando el amor te llega desde el cielo se produce un milagro. Lo mejor es verlo desde la ironía, quitar "edulcoramiento" con una sonrisa. Y saber que el amor nunca es inoportuno, pero supone una dulce carga de responsabilidad.