DESPUÉS DE TODO
Llévate el lobo azul
Déjame el lila pálido
Déjame el lila pálido
(Ana
María Iza)
Parece que, después de todo,
ese brillo que encendía la
mirada
y parecía un imán entre dos
seres
no tuvo la lectura más
correcta…
Esa luz que desprendían las
pupilas
era de lobo hambriento y al
acecho
para cercar la solitaria
presa
que tarde o temprano
atraparía
para jugar con ella entre sus
garras.
Parece que, después de todo,
aquellas mariposas que
volaron
—ocultas en la línea del
diafragma—
mientras trazaban rumbo de
cosquillas
anegando de sonrisas el
miocardio,
no eran sino polillas
invasoras
que dejaron hecho un trapo el
corazón
—vaya agujeros—
antes de ir a morirse en sus
esquinas.
Parece que, después de todo,
aquí no pasó nada o casi
nada…
Sobre la piel del lobo se
quedaron
unas cuantas polillas medio
muertas.
Y una caperucita tropezó
al derramar su miel, por ser
incauta.
2 comentarios:
Me encanta que nunca dejes de ser incauta.
Un beso.
Después de todo, parecía un engaño propio de quienes sólo muestran un lado de la cara. ¿El lobo lo hace? Sí, María, sí. Parece ser que es astuto, menos que el zorro pero más feroz, Parece ser que siempre trata de buscar a personas que son tranquilas e inocentes. Un poco descuidadas también, juguetonas diría yo. Excelente poema, como siempre.
Un fuerte abrazo, querida María.
P.D.: María, no he podido escribir ni mails ni comentarios a diferentes personas, probablemente quienes más aprecio, como Beatriz, Amando, Tú..., y hasta diez de las personas que fueron las primeras en estar enlazadas a mi blog. Son los cambios que hace Google de vez en cuando. Siento no poder haberte indicado esta anomalía hasta que no me han "abierto" al mundo cibernético otra vez. Un beso.
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